Edvard Munch - Mother and Daughter (1897) - Oil on canvas. 135 x 163 cm. Nasjonalgalleriet, Oslo, Norway. |
La miro a los ojos y no la encuentro…
Quedó un dolor perpetuo.
Puede ser que cuando me haya ido
ella regrese.
Por qué no puedo obligarme a perdonarla?
O perdonarla?
Será que es la casa?
Será que la tristeza cohabita junto con su voz
y los recuerdos se niegan a partir.
Puede ser que alguna parte de mí todavía oiga a esa niña
que se quedó atrapada en el tiempo.
Será que la tristeza es tan blanca
que se ensucia al sólo mirarla.
Y que aunque estemos a oscuras
no podamos ensuciar más el alma.
Será que es esa misma desdichada
que se quedó completamente vacía,
repleta de agujeros
por nacer en la sucursal del infierno.
Será que todavía hay rezagos que creen escucharla…
Porque hoy,
hoy, yo no escucho nada
y sin embargo no puedo amarla.
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